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Me abruma. Carajo, que este señor que se llama Carlos Domínguez Hernández (Lima, 1933-2011) se tome la libertad de morirse en pleno verano. Y con este sol y con esta calor y con esta eterna sed. Señor Don Chino –como le decía Guillermo Thorndike—, está bien. Es su decisión. Conste que de tanta vida uno se muera también en el Perú. Y yo, y tú, y él, y ella. Las 5 zambas, las 4 chinas, las 3 en una, la matalascallando, la coja pasión, y el panzón, y tombo, y la fiscal y la del vestido rojo, y la de la pensión y la de la pasión. Y el magistrado y la ministra y la abogada y la “chuchumeca” y la “amiquechucha”, se inmortalicen. Pero tú, Carlos Domínguez, no.
Porque tú eres mi padre poeta y no te mueres porque aquí frente mío está tu foto. Esa que me tomaste en la Plaza San Martín, con palomas, con el viento en contra, con la quinta maña, con la tos convulsiva. Y me dejaste solo, como huevo en cebiche. Y hasta ahora no se me calma la huasamandrapa, ni con la Negra Norma ni la Chola Caderona que me han velado en la pose del loto y sin catafalco, y sin esdrújulas porque tengo seco mi abecedario que una lágrima enjuaga ese pitecántropos que me pone duro.
Y mientras te escribo esta primera misiva con sello celestial, te estoy abrazando como a mi papá que se murió de júbilo frente a la playa de La Herradura. Y franco, franco, estoy escuchando a nuestro maestro Dámaso Pérez Prado en su “Mambo en Sax” que tanto nos gusta: http://www.youtube.com/watch?v=vNvBF-Snj4o. Que para eso íbamos donde Vallejo a comprarnos esas tabas en blanco y negro, esas de pachucos pendejos para terminar donde La Valentina y meter mano, y meter lengua, y meterla toda y la alquimia, y la metafísica y el kilo de lomo, y la guardia vieja, y la nueva trova, y el Seco de Gato y el Jugo de Tablón donde Abraham Falcón. Pero había el mitin, y la huelga de hambre, y los brazos caídos, y Celia Cruz y dale a esa buenamoza, y tómate un pisco en ayunas como Toto Terry, y luego nos vamos donde Betty Di Roma a chequear si la celulitis le quemó las nalgas. Y que se espere Pablo Macera que vive al frente, porque la historia la registras tú. Y nos cantamos un valse de Pablo Casas Padilla y luego otro huaracazo entre pecho y espalda.
Señor Chino. Que entre todos los ataúdes, el tuyo es el más bello. Y ahí estás tomándole fotos a la asfixia, a los gladiolos de tus riñones. Y ahí estás haciéndole foco a la eternidad. Ahí estás para cerrar la función y para que tus hijos te señalen con su corazón en ristre. Para que los poetas de Hora Zero sepan que eras un bello testarudo que hiciste de tu vida la mejor fotografía. Esa que iluminará mi casa porque hombres como tú no se mueren, solo se quedan encantados, y te repito este poema de Jorge Pimentel, y solo para que no se vele mi llanto:
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Yo tenía una novia que llegó a Lima de Ancash y se computaba “empoderada” porque era empresaria y compraba en Wong. La palabreja opera como la otra: “emprendedorismo”. Cierto, jamás aparecerán en “Hola-Perú” y menos en “Cosas”. Solo sé que votarán por el fujimontesinismo y se emborracharan en el Mega Plaza. Arellano tien razón porque esta nueva clase media ha crecido en sintonía con diversas “revoluciones” del lado de la oferta a las que también nos estamos acostumbrando rápidamente. Por ejemplo: “el inmenso desarrollo de las comunicaciones, que hacen que hoy uno de cada dos peruanos urbanos tenga un teléfono celular y que por lo tanto integre redes sociales cada vez más importantes. También está la penetración del crédito en grandes sectores populares, que les permite hoy acceder a departamentos, autos y otros bienes que antes serían imposibles de alcanzar”.
Por eso está hasta las huevas el slogan de PPK. “Con experiencia para el pueblo”. ¿Cuál pueblo? ¿Los de Andahuaylas o Puno que se comen las uñas? O aquellos que son dueños de una flota de combis o que invierten en minería. Hace poco leí un estudio del Grupo Santander que afirmaba que el 57% de la población peruana pertenece a la clase media, es decir, 16.8 millones de ciudadanos. ¿Y usted, es de clase media?
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Hace poco leí un estudio del Grupo Santander que afirmaba que el 57% de la población peruana pertenece a la clase media, es decir, 16.8 millones de ciudadanos. ¿Y usted, es de clase media?